20 años del Dépor campeón: "Fue una Liga merecida, no debida"

18.05.2020

Lendoiro, Irureta y Fran recuerdan el título conseguido en 2000, que cerraba sólo en parte la herida del Super Dépor de Arsenio, a un penalti del título por el error de Djukic frente al Valencia, en 1994

Mientras el 'Efecto 2000' amenazaba con dejar inoperativos los ordenadores del país, La Coruña temía que lo que acabase en la basura fuese la Liga. Otra vez. Un miedo subterráneo que durante la primavera del 2000 nadie se atrevía a verbalizar porque no fuese a ser. Un 'meigallo' que las famosas hormigoneras pintadas de azul y blanco querían sacar de la ciudad a bocinazos -su particular 'conxuro'- desde primerísima hora de aquel 19 de mayo. Puede que una Liga sí mereciese madrugar.

Pero para llegar al gran día se debe rebobinar al verano del 99 y cómo se ideó la temporada. Makaay y Víctor fueron los dos fichajes destacados, nombres más eficaces que ostentosos, como recuerda Augusto César Lendoiro, el histórico presidente blanquiazul: «A lo mejor no era el once titular más llamativo de España, pero sí era la plantilla más competitiva de todas».

«Le dije [a Lendoiro] que no era lo mismo jugar Liga y Copa que sumarle un partido europeo, para eso se necesitaba una plantilla con jugadores de cierto nivel para tener seguridad en las rotaciones», rememora Javier Irureta, el entrenador que alcanzó la Liga. Buenas sensaciones que también sentía el capitán, Fran, quien pensaba que podrían hacer grandes cosas, aunque «ganar una Liga era otra cosa. Claro que empieza y tanto vas, tanto vas...».

Tanto fue, tanto fue que el Deportivo llegó líder a la última jornada, como en 1994, ese drama futbolístico que La Coruña recuerda como una pérdida personal más que deportiva. Sólo Fran, Donato y Mauro Silva habían estado en aquella temporada. «Bajé al vestuario de entrenamiento a falta de seis partidos. Es la única vez que lo he hecho», rememora Lendoiro sobre la tensión previa. Esa charla fue para «pinchar un poco. Para que espabilasen y recordasen que iban líderes y tenían un buen calendario final». El ex presidente explica que el motivo del toque fue el recuerdo: «Daba la sensación de que podía pasar lo mismo que en el 94. Le vi las orejas al lobo».


La fiesta sólo esperó tres minutos, lo que tardó Donato en cabecear a gol un córner en el área del Espanyol. «Cuando nada más empezar marcas, te da una tranquilidad enorme, dejas de sentirte como aquel año [el del 94] y piensas 'esto no se puede escapar'», rememora Fran. Por si acaso, Makaay confirmó las sospechas al marcar el segundo antes del descanso.

«No podía ser como la otra vez», afirma Irureta, que recuerda ese partido como «casi normal». En ese casi cabe una Liga, pero no hay soberbia en él, sólo la aséptica definición de lo que es marcar rápido y enterarse de que el Barcelona, tu rival por el título, va perdiendo.

Es posible que nadie en La Coruña pueda dar algún detalle de la segunda mitad. Tampoco Irureta, que admite la desmemoria entre risas: «Es cierto, de la segunda parte recuerdo gente moviéndose cerca del banquillo», bromea. Pero apunta una posible razón para que nadie la recuerde: «Seguro que jugamos con tranquilidad teniendo el balón y eso no es muy llamativo».

La grada pedía la hora casi antes del descanso sólo por el ansia de empezar a celebrar cuanto antes, sobre todo los que iban a recuperar seis años en esa noche. La invasión de campo fue tan previsible que extraña que García-Aranda, el árbitro aquel día, no señalase el cierre desde su vestuario. El pitido final sonó a inicio de algo nuevo y explotó la ciudad. El Dépor era campeón.

Una de las grandes cursilerías del fútbol es que contrae una deuda contigo si sufres una derrota dolorosa, un axioma por el que a mayor drama vivido, mayor recompensa. Así, la victoria del Deportivo tuvo exceso de metáforas banqueras sobre cobros de deuda.

«Fue una Liga merecida, no debida», responde Lendoiro. «En el fútbol nadie debe nada a nadie. Ganas porque tienes que ganar», regresa el pragmatismo de Irureta. «De ser cierto, el fútbol le debería al Dépor más de una Liga», añade Fran, frase que comparte el ex presidente.

A diferencia de lo que se dice de los clavos, una Liga no saca otra. «La espina sigue ahí, quizá no haga el daño que hacía antes; pero está», admite el capitán al recordarlo. «Mucho más de media España lloró aquel penalti», apunta Lendoiro.

Para el 10 blanquiazul, el juego de aquellos años debió materializarse en algún título más. La victoria era una puerta a la que el Deportivo siempre llamaba pero que no abría. Un 'toc-toc' que de la temporada 1992/93 a la 2003/04 sonó con fuerza: quedó entre los tres primeros nueve veces de 12 posibles.

Logró tirar la puerta abajo el 19 de mayo de 2000. El último campeón del siglo XX y también el último nuevo campeón, ya que desde entonces todos los títulos han engordado vitrinas, pero no ha estrenado ninguna. Fue la Liga de la colleja de Djalminha a Mostovoi en el derbi, la de su 'lambretta' ante Real Madrid, la del gol anulado a Songo'o en Soria, tres pantallazos nostálgicos del año. La Liga de cuando el Deportivo vengó al Súper Dépor.


Cristina  - Blog Deportivo
Todos los derechos reservados 2019
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar